lunes, abril 04, 2011

¿Me dices algo bonito?


Hoy han iniciado mis días lluviosos. Aún en Lima no los hay pero yo ya los estoy padeciendo. Creo que es ya una costumbre que mis recuerdos tristes se aglomeren en mi memoria algunos días del año. Vaya casualidad que es una fecha cercana al 5 de abril… aquel 5 de abril.

Hace 4 años (Wow! Suena increíblemente distante) algo sucedió en mi vida que me hizo cambiar de actitud. Yo era muy feliz en un mundo que yo creía perfecto así todo el mundo me demostrara que era mentira. Pero no quería abrir los ojos. Y cuando lo hice, aquel 5 de abril, simplemente el mundo se nubló para mí.

Desde ese 5 de abril las cosas jamás volvieron a ser las mismas. Desde aquel 5 de abril, los días malos han llegado una y otra vez a mi vida sin que pueda yo predecirlo. Lo peor es que mis días soleados cada vez son menos, las temporadas de brillo son cada vez más cortas.

Un 5 de abril me di cuenta que el amor duele, golpea y mata. Y que yo no podía permitir que eso me sucediera. Que el amor te ignora y no te espera. Que el amor se desespera si tú no llegas a tiempo para la cita. Y te mira mal. Y te hace sentir basura. Te hace sentir menos que un juego de video. Te hace sentir que no importas.

Un 5 de abril me di cuenta que los amigos también pueden confundir sus sentimientos, y lo peor es que pueden llegar a confundirte. Y pueden jugar contigo. Y pueden darte señales equivocadas. Y pueden llegarte a lastimar más de lo que nunca habías imaginado estar.

Un 5 de abril me di cuenta que también podía odiar. Y podía sentir rencor a la vez de amor. Y podía querer acabar con mi vida, sin ser lo suficientemente cobarde como para dejar de vivirla. Y que podía ser malvada y temida. Y que podía dejar de ser la princesa del cuento. Y que podía dejar de ser luz para ser oscuridad.

Un 5 de abril salí de mi casa para no volver más. No volvió la niña, volvió un ser diferente. Un ser sin escrúpulos y capaz de vengarse. Un ser capaz de llorar sin lágrimas. Un ser rencoroso que cuenta los días de luz y de sombra. Un ser que ama con temor, y que ya no entrega el corazón. Un ser con el alma hecha pedazos, tratando de reconstruir sus entrañas antes que los carroñeros terminen de devorarlas.

Un 5 de abril me di cuenta que mi familia estaba allí siempre para mí. Que ellos no iban a cambiar nunca. Y que podía llorar en silencio sin que me pregunten por qué lo hacía. Y que podía volver siempre a mi hogar. Y que el amor que ellos sentían por mí era más grande que mi odio, y que me podía salvar.

Un 5 de abril decidí dejar de ser del mundo. Un 5 de abril abrí los ojos para ser yo.

Por eso hoy, ¿me dices algo bonito?