martes, marzo 09, 2021

Carta abierta a la niña Grissel de 4 años



Hola Grisselita, ¿así te llaman tus papis no? Pues así te llamarán hasta que igual de pequeñita tengas muy poco. Eso junto a Grichi, Grichimoony, Grichita. Tú preferirías que te llamen Griss, y en algún momento desearás llamarte Harumi. Espera a que suceda, y verás la magia que logra en ti. 

Eres la hija mayor, porque tus hermanitas acaban de nacer. Eso te dará muchas responsabilidades, tómalas con calma. No quieras ser perfecta siempre, ni quieras ser la mujer maravilla, así te disfraces de una. En los momentos en los que seas imperfecta, tus hermanas igual verán en ti su modelo a seguir, su compinche, su estrella guía, porque ellas sabrán que siempre estarás allí cuando te necesiten. Sólo que tómate las cosas con calma, ser sobreprotectora no te ayudará. 

Tendrás una infancia diferente, una infancia que muy pocos niños tienen, metida en un mundo mágico de luces, cámaras de televisión y caracterizaciones. ¡Disfrútalo que serán los mejores años de tu vida! Y aprende mucho, porque tendrás a la mejor maestra que tendrá la paciencia de sentarte en sus piernas y enseñarte a hablar con un lápiz entre los dientes. No tengas miedo, verás que lo que aprendas en esos años, te servirá para toda la vida. ¡Y los amigos que encontrarás! Descubrirás amor, amistad, compañerismo, pero también aprenderás qué es la envidia y la maldad. Cuando lo descubras, no temas, todo es parte de la vida. 

Nunca te dejes intimidar si te dicen que eres demasiado sensible por llorar. Eres capaz de demostrar tus sentimientos, hazlo cuando puedas. Y si te dicen llorona, pues diles que sí, así eres. Solo las personas más fuertes son capaces de mostrar sus sentimientos de la forma que tú lo haces. Y está bien. Nunca te sientas mal por llorar. Ni por reír a carcajadas, que también te sale muy bien. Ni por molestarte. Y aprende a vivir tu rabia, lo necesitarás para cuando seas más grande. 


Estudia mucho, y disfruta el don maravilloso que tienes de aprender y transformar. Serás capaz de absorber como una esponjita todo lo que te cuenten y trasladarlo a tu aprendizaje diario, y te sacarás buenas notas siempre gracias a ese don. Aprovéchalo para dar tu milla extra, para demostrar ese talento, pero también ayuda a otros. Que no se quede ese talento en ti. Cuando lo hagas, descubrirás la magia de enseñar. Yo sé por qué te lo digo, cuando seas más grande lo entenderás mejor. 

Sufrirás grandes pérdidas a lo largo de tu vida. La más dolorosa llegará cuando estés terminando el colegio. Sólo no te sientas culpable por ella, y aprovecha en darte toda entera con las personas a las que aprecies. No importa si un día descubres que esas personas hablan mal de ti a tus espaldas, no importa si te dejan notas anónimas diciéndote que te odian y muchas cosas negativas más. Te van a doler, pero descubre el placer de siempre darte entera a los que consideres tus amigos, así ellos no lo valoren, con el tiempo lo harán. 

Sé fuerte, amorosa y valiente. Aprende a sacarle la vuelta a los problemas, a sonreír frente a ellos. Te caerás muchas veces, y llorarás por ello, pero verás que cuando te levantes será mucho más fortalecida, y hazlo siempre con una sonrisa. 

Aprende a comer verduras, algún día necesitarás comerlas por tu salud. Sufrirás de migrañas y colesterol, pero nada de eso te apagará, estrellita, nada. Brillarás en lo que decidas emprender. 

Sé amable contigo misma. No seas dura. Eres humana, y ser humano es ser imperfecto. Reconoce tus logros, abrázalos con amor y compártelos con quienes ames. Que los pocos que lo hagan de regreso encontrarán un corazón cálido y siempre dispuesto a entregarlo todo. Será lo que aprenderás de las pérdidas. 

El trabajo no lo será todo, aprende a balancear tu vida. Para de vez en cuando y date la oportunidad de no hacer nada. Está bien, no vas a perder nada por eso. Al contrario, los momentos contigo van a ser los más productivos de tu vida, porque van a estar dedicados a ti. 

Toma riesgos, viaja, toma todas las cervezas que quieras, y aprende a hacer amigos así no hablen tu mismo idioma. Cómprate los pasajes de avión que necesites, visita las ciudades que quieras, con las personas que quieras. Y deja ese bendito teléfono apagado. Disfruta cada momento de desconexión. 

No tengas miedo de tus sueños. Sueña, y mucho. Cada sueño te va a decir algo, solo estate atenta a lo que quieran decirte. Las respuestas siempre van a estar en ti. Lleva una bitácora, anótalos porque la mente es frágil. Y si ya soñaste con tu colegio inicial y con tu patio de lava, déjame decirte que es uno de los pocos sueños que recordarás toda tu vida. 

Escúchate mucho. Las respuestas para todo siempre estarán en tu corazón. 

Da pasos fuertes, no uses tacones (no serás buena para usarlos), y camina descalza de vez en cuando. Conectarte con tus raíces te hará sentirte poderosa en todo momento. Porque, mi querida Grissel, eres una bruja, y como buena bruja tendrás el poder de transformar lo que toques, si así lo quieres. Hazlo cuantas veces quieras, no importa si lo que haces no recibe el reconocimiento que quieres. A veces solo es cuestión de actuar. 

Confía en ti misma, en tu poder personal, en tus dones. Haz magia a donde vayas, que el universo te recompensará por eso. Confía y todo llegará a ti. 

Disfruta la vida, y toma la decisión de mostrar esa sonrisota (que a los treintaitantos decidirás arreglar) siempre y en todo lugar, en el Perú, en Argentina, en Bélgica, en Francia o a donde decidas irte. Sé feliz, Grisselita, sé feliz siempre. 

Tu futura yo de 37 (sí, aún seguiremos por aquí).

Griss



lunes, diciembre 17, 2018

La Decisión




Desde hace 3 años vivo sola. O bueno… vivo en dos casas a la vez. Un cuarto rentado en San Borja, y la casa de mis papás en Comas a la que voy los fines de semana. La transición a vivir sola, si bien no fue sencilla, no me generó mayor estrés. Aprendí lo que era vivir conmigo misma, conociéndome, encontrando ciertos TOCs cada vez más marcados, y reflexionando mucho. Aprendí a disfrutar el silencio de mi habitación, y a conversar con la luna o con mi almohada (y de vez en cuando chatear con mi familia).

La transición a vivir sola fue bastante positiva, y aprendí a manejar mis tiempos, y a disfrutar del tiempo libre que tenía para mí misma. Pude hacer mucho más cosas de las que pensé que sería capaz de hacer: comencé a dictar clases en la universidad, a pasar más tiempo con mi novio, a organizar un poco mejor mi día, entre otras cosas. Y obviamente, le saqué el jugo completamente a no tener que estar 5 horas en el tráfico sin hacer nada más que dormir (o estar parada súper atenta cuidando la mochila, ya saben, mucho choro en la calle).

Aún así, había algo que no me terminaba de quedar claro en mi vida. Tengo una relación de más de 8 años con el chico de mi vida. Sin ganas de casarnos por el momento, y con la idea de tener hijos todavía aún fuera de los planes, la relación que tuvo muchos más momentos buenos que malos, iba bastante bien, pero sin decisiones aún.  Si bien la claridad de ambos sobre el futuro de la relación estaba en nada, un día comenzamos a buscar departamento.

La verdad no recuerdo muy bien las razones por las que comenzamos a hacerlo, me imagino que por nuestras cabezas pasaba la misma idea: queremos vivir juntos. Nunca lo conversamos. Solo lo hacíamos. Visitábamos uno, otro y otro proyecto tratando de encontrar alguno que se acomodara a nuestros gustos. Hasta que lo encontramos.

Estamos a días de recibir nuestro depa. Y lo que más ansias me genera es saber que pasaré de vivir con mis padres, a vivir sola, a vivir con otra persona completamente distinta y complementaria a la vez. Y que esta transición ha sido veloz, extrañamente sin contratiempos y prácticamente en un mes.

¿Cómo lo hicimos? ¿Cómo encontramos el lugar ideal? ¿Cómo accedimos al préstamo hipotecario? ¿Cómo nos irá en esta nueva etapa? Para eso hice estos post, para calmar mi ansiedad escribiendo (en lugar de comiendo) y si puedo ayudar a alguien que esté en esta misma etapa compartiendo cómo nos va, pues espero hacerlo bien.

jueves, julio 16, 2015

¿Por qué no pienso como las otras chicas?


Hace un par de noches, luego de un pequeño after office con mis nuevas amigas de la chamba, terminamos en casa del jefe tomando y conversando hasta las dos de la mañana. Entre risa y trago, terminamos tocando varios temas relacionados a lo que él pensaba sobre la forma de razonar de las chicas. La anécdota que nos contó es casi lo mismo que he visto como cliché en muchos lados: las flacas van a un tono, se dejan afanar e invitar tragos, pero no ceden ante el muchacho afanador, y terminan tomando gratis a expensas de un iluso. Otra fue: Invitar a todas las flacas a tu casa, que se emborrachen, terminen muy mal y varios etc. Todo eso, hasta el momento, no me ha pasado. ¿Por qué no pienso igual que otras chicas?

Creo que no es la primera vez que escucho generalidades sobre el comportamiento femenino en las cuales no me siento incluida. He visto llegar a un montón de chicas a discotecas, en grupos, ultra producidas y entaconadas, enfundadas en cortas minifaldas (así sepan que no las lucen bien), bailar, emborracharse, terminar chapando a uno que otro fulano que quién sabe lo que buscarán en ellas. He visto cómo las chicas mueren por comprarse la ropa de moda, por tener la tacuela que combine con la cartera. Los clichés femeninos se repiten y repiten en revistas como Cosmopolitan o Vanidades. Y son precisamente eso, vanidades.

¿Qué quieren realmente las mujeres? ¿Las mujeres reales y que no viven en una caja de cristal?

Qué es lo que quiero yo:
  • Quise terminar mi carrera y buscar un crecimiento constante sin dejar de aprender. Lo hice, lo hago y lo seguiré haciendo.
  • Quiero comprarme un departamento, en el que con mi colección de tragos en mi bar, pueda disfrutar de mi soledad acompañada de una buena copa de vino.
  • Quiero comer sin engordar, disfrutar cada bocado de la comida que aún no sé cocinar.
  • Quiero caminar por la calle sin que algunos hombres me hagan gestos obscenos ni me piropeen. Y eso que mi vestimenta es lo menos femenina (camisa, jean y zapatillas tienen cero de provocativo).
  • Quisiera no tener que peinarme todas las mañanas, pero tengo que hacerlo. Creo que mi cabello es lo más lindo que tengo (y eso que ahora anda muy corto).
  • Quiero comer toda la comida chatarra que quisiera sin tener que sufrir por los barritos de consecuencia (ni las llantitas).
  • Quisiera poder caminar todos los días al trabajo, pero lo peligroso que hoy resulta caminar en Lima, hace que este deseo sea un poco difícil de cumplir. Igual camino cuando puedo.
  • Quisiera tener algún tipo de afición, como la tenía de adolescente y mi fascinación por el anime japonés. No hubo otra serie que lograra eso conmigo como Dragon Ball.
  • Quiero conversar más con mis amigas, y creo que eso sólo depende de mí (lo siento, soy una persona solitaria por naturaleza).
  • Quisiera no llorar tanto ni ponerme tan sensible cuando me viene la regla. Siempre voy a odiar mi sensiblería de esos días, y que siempre coincida con alguna llamada de atención.
  • Quiero viajar sola. Y creo que de todas maneras se hará realidad cuando me vaya a Argentina este año. Y a Europa el próximo.
  • Quisiera que mi afición por las carteras, sombreros y pañuelos no me cueste tanto. Pero no me arrepiento por cada sol invertido. Me encanta!
  • Quisiera saber cocinar. Ok. Esto lo podré hacer realidad muy pronto.
  • Quiero no tener que esconder mi afición por los dibujos animados y las series de Disney Channel.
  • Quiero tener alguien que me acompañe a ver películas de terror al cine, y que quiera alquilar conmigo las pelis más peliagudas japonesas o coreanas que son alucinantemente terroríficas. 
  • Quiero que dejen de preguntarme cuándo me voy a casar. Y mucho más eso de tener hijos. Mi decisión por ahora es no tenerlos y probablemente lo desee así por algunos años más (unos 20 si es posible).
  • Quiero que dejen de decirme "borracha" cuando cuento que de vez en cuando me gusta tomarme una chela. Ojo, sólo me tomo una, sobre todo después de días horribles de chamba. Es una buena terapia contra el estrés.
  • Quiero un hombre que me llene de detalles y pueda dejar de esconder lo que siente por mí. Quiero que sea capaz de amarme hasta las lágrimas y de pedirme que me quede a su lado para siempre (así ese para siempre sea tan sólo un segundo). Quiero ser el mundo para alguien más que para mí misma. Ok… esto es cliché. ¿En alguno tenía que caer no? Pero lo que no es cliché es que quiero un hombre que me ame por quien soy y que no pretenda cambiarme, así como yo no pretenderé hacerlo. Lo empujaré hacia arriba, lo jalaré conmigo si subo, pero cambiarlo jamás. Es más, si lo hace lo dejaría. 

No soy del común de las chicas. Y jamás pensaré como las demás. Jamás me he muerto por no ir a un tono. La producción no va conmigo (y menos los zapatos de tacón). Pero quisiera que dejen de etiquetarnos como si todas cayéramos dentro del mismo saco. Esto de las estadísticas y estudios me tiene hinchada. Yo soy como soy y punto. Y a ver cuántas chicas más quieren lo mismo que yo. Les apuesto que la mayoría de nosotras pensamos diferente y no caemos en clichés.

lunes, marzo 04, 2013

A veces...

A veces necesito llorar
para desahogar mis penas
para lavar mi interior
para luego seguir sonriendo

 
A veces necesito pensar
pensar en qué quiero
pensar que sí puedo lograrlo
pensar que puedo seguir sonriendo

 
A veces necesito gritar
sacar mis más ocultos miedos
sacar el dolor de la profundidad de mi alma
sacarlo todo, y luego seguir sonriendo

 
A veces necesito seguir sonriendo
para olvidar que necesito llorar, pensar y gritar.

lunes, abril 04, 2011

¿Me dices algo bonito?


Hoy han iniciado mis días lluviosos. Aún en Lima no los hay pero yo ya los estoy padeciendo. Creo que es ya una costumbre que mis recuerdos tristes se aglomeren en mi memoria algunos días del año. Vaya casualidad que es una fecha cercana al 5 de abril… aquel 5 de abril.

Hace 4 años (Wow! Suena increíblemente distante) algo sucedió en mi vida que me hizo cambiar de actitud. Yo era muy feliz en un mundo que yo creía perfecto así todo el mundo me demostrara que era mentira. Pero no quería abrir los ojos. Y cuando lo hice, aquel 5 de abril, simplemente el mundo se nubló para mí.

Desde ese 5 de abril las cosas jamás volvieron a ser las mismas. Desde aquel 5 de abril, los días malos han llegado una y otra vez a mi vida sin que pueda yo predecirlo. Lo peor es que mis días soleados cada vez son menos, las temporadas de brillo son cada vez más cortas.

Un 5 de abril me di cuenta que el amor duele, golpea y mata. Y que yo no podía permitir que eso me sucediera. Que el amor te ignora y no te espera. Que el amor se desespera si tú no llegas a tiempo para la cita. Y te mira mal. Y te hace sentir basura. Te hace sentir menos que un juego de video. Te hace sentir que no importas.

Un 5 de abril me di cuenta que los amigos también pueden confundir sus sentimientos, y lo peor es que pueden llegar a confundirte. Y pueden jugar contigo. Y pueden darte señales equivocadas. Y pueden llegarte a lastimar más de lo que nunca habías imaginado estar.

Un 5 de abril me di cuenta que también podía odiar. Y podía sentir rencor a la vez de amor. Y podía querer acabar con mi vida, sin ser lo suficientemente cobarde como para dejar de vivirla. Y que podía ser malvada y temida. Y que podía dejar de ser la princesa del cuento. Y que podía dejar de ser luz para ser oscuridad.

Un 5 de abril salí de mi casa para no volver más. No volvió la niña, volvió un ser diferente. Un ser sin escrúpulos y capaz de vengarse. Un ser capaz de llorar sin lágrimas. Un ser rencoroso que cuenta los días de luz y de sombra. Un ser que ama con temor, y que ya no entrega el corazón. Un ser con el alma hecha pedazos, tratando de reconstruir sus entrañas antes que los carroñeros terminen de devorarlas.

Un 5 de abril me di cuenta que mi familia estaba allí siempre para mí. Que ellos no iban a cambiar nunca. Y que podía llorar en silencio sin que me pregunten por qué lo hacía. Y que podía volver siempre a mi hogar. Y que el amor que ellos sentían por mí era más grande que mi odio, y que me podía salvar.

Un 5 de abril decidí dejar de ser del mundo. Un 5 de abril abrí los ojos para ser yo.

Por eso hoy, ¿me dices algo bonito?